EL CANT DELS OCELLS

Instrumentos: voces, flauta travesera, clarinete, saxo alto, saxo tenor, saxo barítono, trompeta, trombón, mandol, piano, contrabajo, percusión y batería.

7’58”

Exposición en bereber de la melodía tradicional El Cant Dels Ocells, evocando el sentimiento del violonchelo de Pau Casals. Le siguen dos solos improvisados de flauta travesera y saxo tenor.

Vuelve la melodía del tema a ritmo de sardana y nos lleva hasta una sección orquestal -tipo Consagración de la Primavera-, construida con células del motivo principal. Reexpone la voz sobre un fondo instrumental in crescendo, que desemboca en un rotundo final...

El canto de los pájaros

Marina Gómez Sánchez

Mixta sobre metacrilato
100X100

El canto de los pájaros

JARomán

El Cant dels Ocells

Luz Hernández

El cant dels Ocells

Olga Peñacoba

25x23x12cm (pieza)
27x27x19cm (peana)

El canto de los pájaros

JARomán

Enfurecido tiró la guitarra sobre el sofá aún a riesgo de dañarla. Había perdido la paciencia tras más de tres horas intentándolo. Lo de esa tarde era el epílogo a la frustración de varios días. No quería admitirlo pero era evidente que se había secado. Llevaba ya mucho tiempo sin que le saliera nada. El fracaso era incontestable y su enfado constituía su estado habitual. Tanto era así que incluso se irritaba con las cosas que le salían bien.

Abandonó la casa tras un fuerte portazo. Tenía que dejar de pensar en ello. Necesitaba aire, estímulos que le apartasen de su obsesiva actitud. Se dirigió, sin tomar conciencia, hacia el bosquecillo próximo. Al llegar notó un alivio importante. Estar al abrigo del fuerte sol le proporcionó un placentero bienestar. Continuó caminando despacio entre los delgados troncos que sin duda, durante toda su existencia, habían estado compitiendo entre sí para crecer y ofrecer sus copas al sol. Se sentó en el suelo apoyando la espalda en un tronco. Entornó los ojos. Su rabia y enfado se fueron enfriando.

Casi había alcanzado un estado de plácida somnolencia cuando comenzó a escuchar un trino delicioso de pájaro contestado por otras vocalizaciones de aves que a modo de coro parecían replicar al primero. Como impulsado por un potente resorte se puso en pié , alzó la mirada hacia las ramas como si pretendiera descubrir a los autores de aquella maravilla. Eso era lo que había estado buscando con tanto ahínco durante varios meses. Disfrutó de la audición pero su alegría rápidamente se trocó en decepción al percatarse que no tenía la guitarra ni ningún artefacto de grabación para registrar aquel maravilloso cántico. Se había dejado, incluso, el móvil sobre la mesa del comedor.

Esta nueva frustración le hizo volver  a casa casi a la carrera pues quería llegar pronto para que no se le olvidase el canto y darle forma musical. Tomó precipitadamente la guitarra y comenzó a provocar la vibración de sus cuerdas. Fracasó en el primer intento, también en el segundo mientras la decepción volvió a dibujarse en su rostro. Lo siguió intentando múltiples veces pero fue infructuoso. Lamentó una vez más no haber podido grabar aquella sinfonía y se enfadó consigo mismo por no haber podido reproducir aquella maravilla. La memoria musical le estaba fallando.

Al día siguiente se fue a la ciudad, compró una buena grabadora y volvió al bosquecillo para poder grabarlo de una vez por todas. Pero su infortunio era grande pues ni ese día ni en los siguientes volvió a escuchar aquel u otro cántico parecido. Mas él era muy terco. No abandonaba fácilmente así que ideó un plan. Habló con sus amigos y los convenció para que entre todos capturasen un centenar de pajarillos en el bosque. Se gastó un dineral en jaulas y redes de fino hilo.

Una vez llevada a cabo, con éxito, la operación, puso a todos los enjaulados en una habitación vacía. Todos los días dejaba la grabadora funcionando para capturar los potenciales cantos.

Su suerte no cambió. Día tras día, por la noche, comprobaba que no se había registrado nada. Todos los pájaros permanecían en silencio. Estaba decepcionado pero su rabia y enfado habían sido reemplazados por la resignación. Una noche ante el nuevo fracaso se dirigió retóricamente a los pájaros y en voz alta dijo:

- ¡Está bien, vosotros ganáis! Mañana, cuando me levante, os suelto -

En efecto, a la mañana siguiente, tras despertar, antes de asearse e incluso de desayunar, fue a la habitación convertida en prisión de pájaros y los fue soltando uno a uno. Tras la liberación se dio cuenta que, como de costumbre, había dejado la grabadora funcionando. Se llamó estúpido por haber seguido haciendo lo que tantos días atrás y que había resultado tan inútil pero guiado por el hábito rebobinó la cinta y accionó la tecla "play" aún a sabiendas de que nada se habría grabado. Se disponía a limpiar las jaulas cuando quedó paralizado por el asombro y la sorpresa al escuchar unos cantos que incluso superaban en brillantez al que había escuchado aquel día en el bosque.

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La vida vuelve a ser tocada

JARomán

Una voz sale libre desde el silencio
como una mariposa sin alas
intentando ser más celeste que el sol.
Una voz fugitiva canta
para que el mundo exista,
para ahuyentar la pena.

Se baña en una terca melodía,
resuena en los corazones fraternos
arrinconando al silencio destilado por las heridas.
Es un destello libre, imperecedero,
un dulce roce de plumas caídas,
recogidas en suaves manos de paloma.
Manos cansadas de un mundo que se ha ido.

Una boca exhala una voz
aspirando el perfume libre de un pájaro
que se levanta hacia la cima tapando al sol.
Es un apagado grito de voluntad,
un ansia de parar el contundente golpe de la vida.

Así suena este universo de brazos extendidos
cuyo cántico sobrevive al hombre
y llama a la comunión.
Todos sienten el mismo temblor en los labios.
Desnudados por la música
muere el temor,
escapa la voz que ayer dijo:
desistir no es humano,
voz salida de la inmensa noche,
voz hoy dormida,
que deja su huella para ser escuchada
con ese sabor a siglos,
con esa soledad de ave herida,
en arpegios fraternos de cooperación.

Todos a una,
todas las voces a ser musicalizadas,
todas en dignidad.

Es sereno nacer del sonido,
escucharse en una tarde de domingo.
Toda voz entre los labios
es sentida con los ojos entornados.
El día nace con el sonido de las aves.
Un pájaro sale del bosque
y la vida vuelve a ser tocada.

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La vida vuelve a ser tocada

JARomán

LETRA

Yal agdud i cennu
tumert neγ ayen iṛu
Yecna ansay idas d-ǧǧan
Yal amdan i ttargu
tilelli ufalku
Andda yedda yeswa aman

Cada pueblo canta
su pena y su alegría.
Canta su tradición heredada.
Cada persona sueña
ser libre como el halcón,
rey del cielo en la tierra.

Amezruy uẓawan
Ye zzuzun llufan
Di tudert is i gemmu
Taγectik mara tesɛu lmizan
deg delsan n wemdan
d azal ad as n ternu

Desde la noche de los tiempos
la música mece la cuna,
y de día, el niño canta y vuela.
Y mientras tenga ritmo tu voz,
el hombre seguirá libre.

D llakul d lǧedra
Tamusni ttaciṭa
Ttawind iw agdud iseγ

Y es la escuela tu fuente,
Y el saber, la cima
que te eleva hacia la dignidad.

Uh a tarwa n tamazγa
Taddart ur teneger ara
S talwit ar a tesbeγ

¡Hijos de la libertad!
El pueblo no perecerá,
ni su color arcoiris.

Iṭij ad y-ali ad yezweγ
An eg tameγra
Ad yaɛqel yizem tasedda nneγ

Amanecerá y acudirá el sol
para celebrar la primavera
de hombres y mujeres libres.

Deg w-ul nneγ ar a tesdeγ
tizlitt uḥiḥa
Yiss an ssinen tarwa nneγ

Y sus corazones albergarán
el ritmo del amor,
que acompañará para siempre
a tu melodía.

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